jueves, 12 de noviembre de 2015

4ª Etapa LA URZ – BARRIO DE OMAÑA 32 km

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Tal vez habría que pensar que cada Peregrino es su propio camino

Tras una noche al fresquillo serrano, eso sí al cobijo de la iglesia de la Urz, con la  compañía del potencial lumínico que ilumina la Casona del Cura, que debe verse desde cualquier satélite en órbita, nos pusimos en plan para acometer el resto de la etapa que había quedado pendiente como era llegar a Riello, y luego enfrentarnos la que nos llevaría hacia las riberas del Órbigo, camino de Astorga. Pero uno propone y las circunstancias disponen¡¡¡
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Aprovechando el agua sobrante que teníamos, y tras recoger  nuestras pertenencias,  nos hicimos un café y un té y tras dar un fuerte respiro  nos pusimos en orden de marcha. Faltaron unas galletas u hojaldres para el desayuno, pero cuando la falta existe el pan duro también es bueno, dice el refrán.

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Dimos unas vueltas por el pueblo  y aunque las indicaciones hacia Riello nos echaban carretera abajo, y tras otro par de vueltas por el desértico pueblo, cada vez es más  palpable que muchos de estos pueblos les queda ya  poca vida, pues ya son escasas las almas que dormitan en el pueblo en el invierno. Eso sí  luego estos poblamientos recobran fuerza y vigor a base al retorno de los mayores, los maduros y maduras, y la vena más juvenil aún ligados a los padres y al pueblo que cada veranos como las golondrinas regresan a sus nidos. Pero ya  es un hecho que las labores han cambiado, se han ido abandonando ganados y pastos, se ha ido abandonando las huertas y han ido floreciendo los pequeños jardines con floridos árboles frutales y plantas de adorno.

Durante todo el trasiego por montes y pastos, hemos podido ver muy pocos ganados por los pastos, en Porcinero, un par de buenos rebaños de vacas, al igual que en los entornos de Cademuela, luego en  el camino hacia el Monte de los frailes, un rebaño de cabras, y en los entornos de la Urz un buen rebaño de vacas. El conquistado pastizal de antaño es de nuevo devorado por la vegetación, esencialmente los brezales, y los escobales, y es una reversión difícil de parar, por ver poco, hasta los paisanos/as son escasos y esquivos de ver en los pueblos, que vamos viendo quien por el humo de las chimeneas.

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Estampas de la Urz

Merodeamos  por el pueblo ovejero de la Urz, en cuyo trasiego nos hicimos con  buenas peras y manzanas, para ir comiendo durante  camino. Tras ello buscamos el  camino que marcaba el track del Cordel Babiano, el cual  da la espalda a la carretera,pues debe ser buen tema que las ovejas anden por los carreteriles, y  por el trazado nos  echamos rumbo Suroeste, en descenso hacia el cauce de la riega Curueña, que nos presentó uno de esos clásicos  abandonos de huertos y prados de pasto alrededor de un hermoso molino, al cual ya no le mandan trabajos de molienda.

Cruzamos la riega, y nos fuimos por el sendero abajo, hasta entroncar con el cauce de la riega Riomuelas, la cual se debe cruzar pero los pasos ya están muy cerrados s el paso, y persistiendo en el empeño en seguir por los estrechos senderos y  veredas fluviales,  cruzamos la riega antes citada,  y como pudimos nos fuimos abriendo paso hasta dar con un franco camino que ya representaba algo parecido a un Cordel. y que recuperaba el rumbo Sur. 

Dicho camino fue tomando altura sobre el conformado Río de las Riegas, y adentrándose en la densa masa boscosa de centenarios robles, buscando el alto del cordal, tal y como nos indicaba el track del GPS, a la vez que su tránsito nos arrojaba  preciosas vistas sobre el pueblo de la  Urz, y a medida que fuimos ganando altura y el cumbral ya se fue un persistente eje por el que caminar,  aparecieron ante nuestra vista otros pueblos como Socil,.

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Camino de Riello

Indicar que tal vez para subir a este cordal merino, para llegar a Riello, y no complicar mucho las cosas, lo mejor sea partir desde  la Urz, y  bajar por la carretera , la CV128/9 , hasta coger el camino de Socil que por el Fornial. Se  cruza mejor la riega y sube a la cumbre de forma más cómoda y se evita el tener que pegarse con la vegetación del sendero fluvial que terminará desapareciendo.

Makí s empezó a relajar cuando ya vio que atrás quedaba la pelea con la árgomas,  y el bosque  dejaba paso a tránsitos mejores, aunque ya queda poco de lo que en su día fue un amplio y frondoso cordel merino,
EL camino ya convertido en una amplia pista que pronto nos sacó a las praderas altas, para ir dejándose caer suavemente hacia Riello, lo cual supuso una andadura de unos 7, 1 km sin apenas nada en la panza.

La sorpresa de Riello: soldados, peregrinos y un Camino Olvidado

Llegar a Riello supuso todo un shock, por un lado por encontrarnos con el pueblo tomado por  militares en ropa de camuflaje atravesados por el pueblo, no es que hubiera un golpe de estado o una revolución que apagar en Riello, la cosa era más pragmática pues  nos enteramos que estaban preparando una “jura de banderas” de otoñales paisanos, para uno o dos días después.

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Riello

Nos acercamos pues a uno de los bares del pueblo  donde generosamente nos fueron preparando sendos bocadillos de órdago, mientras yo me iba hasta el Ayuntamiento de Riello, para que me sellaran mi flamante credencial de peregrino, que por su parte me habían sellado en la catedral, en el Ayuntamiento de Quirós, y el de San Emiliano, pero en Riello la realidad se hizo patente,  me encontré con una especie de funcionario un símil en feo de Mortadelo, que me descerrajó que él no estaba para esas cosas de llenar, credenciales de peregrinos, o sea que me fui de allí con la sangre alterada y más cuando le pregunté sobre unas placas que había visto  del Camino de Santiago, la contestación fue muy parecida a la anterior.

Increíble el comportamiento de este buen señor funcionario y muy en consonancia con algo que quiere revivir como es el Camino de Santiago. Motivo por el cual  me fui a la farmacia, que desde hace años tiene una pancarta en lo alto de su edificio, y donde un atento boticario, extrañado por la petición, me selló la credencial, de camino al bar puede observar de nuevo mejor las recientes placas santiagueras, y cruzarme  con  un par de holandeses entrados en años, con su mochila y sus vieiras. Me extrañó todo esta conjunción de sorpresas.

Al llegar al bar El Rincón de Manolo, mientras dábamos cuenta de los bocatas a modo de desayuno, Maki me indica que si no le ¡sellan para Santiago al menos se lo hicieran para San Miguel, ya que patrocina como empresa cervecera El Camino¡¡ Para matarlo con estas cosas.

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En el bar mientras le dábamos a la manduca, algunos parroquianos  nos fueron contando que por la Omaña desfila el Camino Olvidado, y que llevan desde el 2012 pues planteando su consolidación gente de Las Encartaciones, y que además de ser un trazado  bonito, y muy fácilón,  aunque es duro por la falta de albergues y demás industria complementaria: bares, restaurantes o tiendas. En todo caso nos indican que en Fasgar nos pueden dejar unas habitaciones si es que llegamos a dicha localidad, tan solo con preguntar por Rosi.

Con indicaciones escasas sobre todos esos menesteres de la hospedería y la hostelería, y pocos detalles  sobre el estado de la señalización, opto por plantearle a Maki un cambio de planes y en vez de irnos a la ribera del Órbigo, el seguir la estela del Camino Olvidado que tomaba rumbo Oeste, hacia Santiago y adelantábamos alguna jornada más.

Lo cierto es que entrar en la planicie maragata no me seducía mucho, aunque  tenía la compensación de poder recorrer lugares mágicos y esotéricos como es toda la subida hacia la Cruz de Ferro, por el Ganso y Manjarín y bajar por el Acebo, y por los cuales he transitado hace años, cuando no se hacía el Camino de Santiago, años 80.

Lo pensamos eso sí  no mucho, y decidimos en conjunto irnos por la Omaña arriba, siguiendo las trazas del Camino Olvidado, dejando el arranque de la Cañada Vizana con la aportación del Cordel Coruñés para otra ocasión, y de esta forma   nos fuimos a reforzar nuestras vituallas, o sea más pan y vino, con lo cual se hace el camino y alguna lata más... y con ese peso extra, nos fuimos camino del primer hito de este camino que teníamos por delante  Pandorado.

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Conozco algo la zona, por diseñar  y evaluar algún que otro recorrido para btt por la zona, y de esta manera resolvimos alguna duda en nuestro andar pues la señalización digamos que es muy escasa,  y no muy profesionalizada en su ejecución.

El recorrido que parte de Riello por  un trecho por carretera, deja esta para subir ya por camino a la izquierda , ante una nave y sube ya por sendas y caminos de tierra hacia Pandorado; este siempre me pareció un sitio extraño y paradójico, una gran iglesia, una gasolinera, un bar, y súper hotel de no sé cuántos euros la noche, donde yo pasé en su día, una de ellas en compañía de una recepcionista, y un cocinero, que eran los únicos habitantes de tan fabulosa instalación.

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En tal poblamiento existe  un restaurante, el  de Resthy, que estaba cerrado en esos momentos.

Unas fotos a la iglesia de Pandorado (siglo XVIII)  que  casi que su desmesurada torre no  me entra en el objetivo de la cámara, y fotografía a su portada, y lectura del panel informativo que habla de la historia relacionada con su origen asociada a una antigua leyenda de la localidad que sostiene que sus habitantes se encomendaron a la Virgen María para obtener su favor y hacer brotar la simiente de la tierra, tras una gran crisis alimenticia. Desde entonces, y después de ganar el favor divino, todos los años se celebra la romería con los tradicionales Pendones de Omaña  que se celebra en Campo Dios. y de la semilla salió el brote Dorado.

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Pandorado

Tras todo ello, proseguimos nuestro viaje y nos echamos por la carretera CV-128/27 abajo, antes le echamos unas fotos al cementerio y a la ermita, y nos fuimos  pateando asfalto cuesta abajo, sin mucha señalización,  para desembocar en el pueblo de Omañuela, otro pequeño poblamiento de profundas reminiscencias medievales, sin apenas almas que lo habiten, y colindante con el río Omaña, que a pesar de ser Octubre recogía en esos momentos a rezagados bañistas, dada la bonanza del tiempo. Y no fue por ganas el darnos un chapuzón, pero quedaba mucho camino que recorrer camino de aquí a  Fasgar, que yo veía como muy lejos, lo que nos quitó de tal delicatesen..

Lo cierto que la Omaña es un mundo por descubrir, al menos para los astures pese a su proximidad con Asturias, por tanto la oportunidad de recorrerla con la excusa central de hacer el Camino Olvidado, nos parece genial y todo un acierto.

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Omañuela

Metido en la soledad del Camino y el caminar, pues Maki, va con sus cascos y mirando el río por aquello de las truchas, rebusco en mi moyera el tema del Camino Olvidado, y algo debí leer sobre un camino que venía por debajo de la Cordillera Cantábrica, lo cual me pareció una insensatez histórica de buenas a primeras, pero ahora recordando por donde venía, y algunos lugares que conozco de hacer trabajos de recorridos, la idea de ese Camino no me parece tan desacertada. pues además resulta que un  valioso documento de Leodegundia, que recoge el libro “Vexu Kamin” de Julián González , se puntualiza la peregrinación que hace esta reina en el año 902, cuyo itinerario se relata así í: "Por camino adelante pasamos el río Luna y otras aldeas y caseríos hasta Riello en las Omañas. Después Pandorado y las ruinas de Urbicua donde los romanos traían el oro que sacaban a los montes del Valle Gordo.”

Como la conexión internaútica por estos lares apenas si funciona  una  wasap  de socorro a Astor para que nos recopilase algo de información, mapas y si fuese posible un track, para no ir a ciegas. sobre el Camino Olvidado. 

No tardó en llegarnos la información, los mapas fueron de gran ayuda, pero el track no hubo manera  de encontrar un lugar para poder descargarlo al GPS, o sea que nos quedamos con las ganas, pero Astor ya no adelantó en había muy poca información al respecto del famoso Camino Olvidado que estábamos recorriendo, en el cual se recogía la presencia en 1120 de un enviado apostólico por estas viejas calzadas romanas, y  cuyo camino ahora ahora había sido fruto de tal recuperación como Camino  Olvidado o de la Montaña, desde  2012. de aquesta manera  teníamos alguna información de la etapa a recorrer: Pandorado-Fasgar.

Fui leyendo como pude en las paradas  que íbamos haciendo,  la página web de El Camino Olvidado cuyo enlace me había enviado Astor, y dado que conocía la zona de Colinas y Campo Moro, y Quintana de Fuseros, esto me animó a perseverar en la idea de avanzar por este olvidado Camino, por el cual ahora transitábamos mi hermano Maki y yo, teniendo por delante a los dos holandeses de los cuales nos indicaron que iban por delante.

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Contrastes

Por mi parte e daba ánimos a Maki, ya que es  la primera vez que se echaba a los caminos, y caminar tantos días por el monte, y  le iba contando que estábamos haciendo historia, y que aunque nadie nos hiciese caso, pero estábamos recuperando viejas trochas y caminos, como el de Las Reliquias, y ahora junto con otros pocos aventureros, incidíamos en ese quehacer  de recuperación al abordar el Camino Olvidado, me miró como si estuviese tratando con un loco, y mientras seguimos andando al lado del Omaña.

La toponimia romana, se deja ver en pueblos como este Guisatecha (lugar elevado) al que llegamos y despachamos  con unas fotos, ya sus viejos escudos, cuya altura están al alcance de la mano, y cuya factura me resulta extraña y resultan ser escudos policromados  de Álvarez y García En uno de ellos  perteneció a D. Manuel García que en 1773 fue a casarse a Manzaneda. Para ser incluido en el censo tuvo que acreditar nobleza, que probó en la Cancillería de Valladolid y después dejó constancia en sendos escudos heráldicos. D. Manuel instaló el escudo de los García que hizo traer de su pueblo natal, que era Curueña, y el de los Álvarez, que era el apellido de su esposa Paula. Hace cosa de un siglo los herederos trasladaron los escudos desde Manzaneda para colocarlos en el lugar que actualmente ocupan.

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Unos metros por la carretera LE-493 para entrar de nuevo a las orillas del río Omaña y por  amplias zonas de pradera, pero ya sin apenas ganados concluir en El Castillo,, en cuyo tránsito  perdimos  las flechas y acabamos en medio de una finca con vacas que nos miraban extrañadas ante  tanta indumentaria y equipaje.

Salimos a la carretera como pudimos pesto que de este pueblo nadie nos habló de que hubiera un bar que Maki, enseguida localizó por aquello de ir buscando a  “San Miguel”, (aunque le tiene por estos lares jodido pues los “quintos de cerveza” le saben a poco y el prefiere por cantidad y precio la “media” de cerveza.) Recalamos en el bar HHos. Prieto, con un anuncio lumínico  de Coca- Cola del día que la inventaron, en su interior,  la  partida de cartas de unos socarrones omañenses, y  dos jovenas camino de ser  maduritas atendiendo la barra, vestidas con minifalda de las cortitas, y allí nos encontramos a los holandeses, ya metidos en años, que daban por terminada su etapa albergándose en tal establecimiento, pues sus etapas iban en función de la posibilidad de alojamiento, o eso quise suponer, viendo sus trazas y su tablet.

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Unos amables cruces de sonrisas, y dada la poca inclinación de unos y otros por comunicarnos, ya que no manejamos el “inglés”, y ellos tampoco el castellano  nos hizo concentrarnos en los bocatas solicitados , y en nuestras bebidas en mi caso opté por unos buenos “tintos de verano”. Y allí a la fresca realizamos  un buen  descanso, hasta que los holandeses se retiraron a sus aposentos, y nosotros volvimos a nuestro Camino con la meta puesta en Fasgar.

La Huella Astur  y romana

Eso sí antes unos arreglos en mis botas, para dejarlas a modo de bostas-sandalias y tras la lectura del panel dde El Castillo de Benal, cuyos restos presiden el poblamiento y en  1366 Enrique II lo dona a Juan González de Bazán que ostentaba también el señorío de Palacios de la Valduerna, pero en seguida se lo entrega a Diego Fernández de Quiñones I, cabeza de otra linajuda familia leonesa." El documento de Leodegundia lo cita en el año 902 como propiedad de Guisvado, el audaz caballero que trajo de Roma las reliquias de S. Adrián y Sta Natalia y que con su esposa Leuvina acometieron la repoblación y fueron los Condes de Boñar, de los que hablamos cuando por allí pasamos:“Y después de pasar por Guisatecha y de rezar en la ermita de Sta Colomba y junto a Benal, que son de D. Guisvado, descansamos en el monasterio de Vegarienza"

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Siendo a partir del siglo XV como punto de control del Camino Real a Cangas de Narcea?, siendo  tan singular castillo, medio demolido en el siglo XIX para hacer carreteras, La cultura española¡¡¡

De nuevo volvíamos a encontramos con una referencia a nuestra Asturias, patria querida¡¡¡ en ese caso a Cangas de Narcea, como punto de vigilancia ¿ De dónde.... hacia dónde? Me quedé con esa copla de astures por estos lares y fui pensando en los pasos desde Asturias hacia La Omaña, sentidos y destinos. Leitariegos y  Somiedo.... nada me encajaba,  ni recordaba haber leído algo  sobre tránsitos por estas tierras de astures, más allá de La Mesa o Leitariegos.

Por otro lado parece ser que en EL Castillo  se formó en parte de ese ubicación político estratégica, con la conformación  de ventas y hospederías, pues amen de Camino, el enclave  era un punto de mercados  y ferias importantes en los contornos.

Según vamos caminando le enseño a Maki, restos de lo que yo creo que son excavaciones romanas al estilo de La Médulas, pero evidentemente de menor entidad y tamaño, pero fáciles de reconocer en su composición y forma y que veremos a la salida de Barrio de la Puente?

La tarde cae y la lluvia hace su acto de presencia

Durante  el trayecto por las tierras de Babia y ahora  por de Omaña, nos fueron impresionando cada vez más, los dinteles de puertas y ventanas, sus trabajos su dimensiones y conformación en casa y casonas, desde la más rica a la más pobre. Tanto a Maki, como a mí, nos  impresionaban esos trabajos de cantería, resistiendo tiempos y mudanzas., pero no era cosa de entretenerse mucho  pues la etapa hasta -Fasgar, estaba viendo que nos sería imposible concluirla en tal pueblo , pues traíamos en nuestro andar, ese día un traíamos un tramo de 7 km de la Urz a Riello, y además nos habíamos entretenido en Riello y en El Castillo, y  para colmo  estaba en la nube que se nos venía encima desde el Oeste, la cual  amenazaba agua, aunque ésta aún estaba lejos.

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Seguimos pues caminado tras las marcas del Camino, eso sí muy justas, las cuales a los 19 km del la etapa  nos sacaron a Vegarienza, y aunque preguntamos por posibilidades de dormida, estas eran todas respuestas negativas e incluso no pareciera que hubiera  muchos pórticos donde pasar la noche.

Proseguimos pues el Camino un tanto a  ciegas,  por la carretera (LE-493) por donde nos echaban las marcas hacia La Venta de Aguas Mestas, donde se deja la bifurcación hacia Murias de Paredes y el paso hacia Laciana como es el Puerto de la Magdalena, yendo por la el camino de la izquierda  por la carreterita CV128/2 hacia Fasgar, siguiendo  el llamado  Vallegordo, y cuyo puente vino a significar la lucha contra el caciquismo .

Este escaso poblamiento tuvo su gran importancia  ya que en Aguas Mestas era el lugar de reunión de todos los Concejos omañeses celebrada anualmente el lunes de Pascua. En el panel informativo se da cuenta de una posada  esta posada y su importancia en siglos pasados. Fue un punto de parada importante en el “Camino asturiano” que iba de Cangas de Nancea a Artúrica Augusta, la actual Astorga. Por Real Decreto del año 1716 del rey Felipe V se legalizó la Venta como Postas, que permitía llevar y dejar viajeros y sobre todo el correo.

En Aguas Mestas le dije a Makí, de refugiarnos en una parada de autobús que había, pues la tormenta estaba al caer, me dijo que no, que  seguiríamos andando, ignorante supongo de cómo son las tormentas en Castilla.

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Hicimos una foto homenaje al monolito de  La Venta dedicado a Herminia Díaz Fernández (ultima ventera de Aguas Mestas)  y tras haber andado no más de 500 mts y de dejar atrás La Venta,  el aguacero nos dejó como “pajarinos moyaos” no sin antes  haber sacado rápidamente nuestros respectivos ponchos. Nos metimos al par de la carretera debajo de un denso carbayo a que escampara, Makí más legionario que margarito, quería echarse a caminar y yo más margarito, o de conservador, le dije que  sería cuestión de minutos, y luego sol... le invité a que se fuera carretera adelante y que nos veríamos en Fasgar.

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Makí, más de ciudad que de campo, arrió tensión y pensó que los mejor era hacerme caso y ponerse detrás de mis botas-sandalias, en territorios hostiles como eran aquellos. Tras el nubarrón, pues el declinante “lorenzo” volvió a lucir entre las nubes del atardecer, lo cual le agradecimos quitándonos tan horribles chubasqueros y prosiguiendo por el Valle Gordo de Omaña, o simplemente Vallegordo , todo el tramo prácticamente por carretera hasta Cirujales, donde las marcas del Camino Olvidado, nos devolvieron a la vera del rio de Vallegordo, cuando a una orilla, cuando a otra, y con el atardecer pisando nuestras punteras, y de esta guisa desembocamos en Marzán

Buscando Cobijo, y jugando a entretenernos

Como el camino se hacía largo antes de Villar de Marzán, encontramos un crucero, con la placa del camino de Santiago, y bien creíamos vinculado al Camino Olvidado, a posteriori sabríamos “ no es un crucero Jacobeo, sino que señaliza  el antiguo cruce de caminos al pueblo de Villar en los días de nieve y fue colocado sobre los años 40 del pasado siglo”; y con el cual jugamos a la simulación de quitar y poner piedras para la sesión fotográfica, amén de la alternancia con algún trago de vino de la bota.

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Por mi parte, ya cansado pues iban unos 25 kilómetros y unos cuantos metros de desnivel acumulado, ya iba ojeando posibilidades de albergue, lo cual nos negó la Ermita de Santa Ana , que no ofrecía el cobijo deseado, por tanto seguimos ruta, bien por carretera, bien por camino hasta llegar ya sin luz (20 horas) al pueblo de Barrio.

Le planteé pues a Maki, que estaba cansado, pues a estas altura ya llevábamos unos 31 km , y que de seguir llegaríamos a Fasgar a las tantas, pues las referencias de unos y otros en cuanto a kilómetros, con respecto a Riello, no casaban ni “pa dios” y que lo mejor que hacíamos era buscar en Barrio de Omaña cobijo, pues de seguir y no llegar, pues tendríamos el riesgo de quedarnos en medio de la nada. o de llegar muy tarde a Fasgar y no encontrar a la tal Rosi,

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Tras un debate mortificado por el cansancio, y la idea de Makí, de pasar desapercibidos, frente a la mía de hacernos notar como tales peregrinos que éramos, los cuales necesitan de la hospitalidad de los pueblos, entramos en el adormecido pueblo de Barrio de la Puente, impresionados por algunas de las construcciones como la Rectoral.

Pero Barrio no es solo lo que nosotros veíamos a nuestro pasar , sino que está cargado de hechos y leyendas ya que existía una mina de oro de la que aún se aprecian restos, canalizaciones por las que corría el agua que servía para lavar el mineral, desde los montes de Fasgar y Vegapujín. Comentaban: ¡El canal aurífero viene desde Peña Cefera hasta el lugar denominado Las Pozas!

Y aquel nombre de las pozas, pozos, pozo de los griegos, nos llevaba a la Leyenda de la Griega. Tema que se encuentra en varios puntos de la provincia leonesa, relacionado con la ingeniería romana para los trabajos del oro.

"Los tesoros de Roma se encuentran encantados en marmitas bajo tierra, en la gallina de los huevos de oro, en la bolera de bolas de oro, en el Vellocino de Oro.... La Griega es una mujer fuerte, altaricona, que va hilando una madeja de oro. Coloca la rueca sobre la cintura sujetándola en la cinta del mandil y va gritando altanera: “¡Quiera Dios o no quiera ha de moler el molino de la griega!”. También en el filandón solía estar alguna abuela, a la que vi hilar con el copo atado al palo sujeto en la cinturilla del mandil, siempre de cuadrines blancos y negros, pero jamás se hubieran atrevido a encararse con el Creador. La Griega pisando el monte con sus madreñas, va haciendo camino por donde mana el agua y con la punta de su mandil la remansa.

Esta imagen de mujer desproporcionada e irreverente, con el oro en sus manos, es el símbolo de lo que impresionó a los primeros habitantes de estas montañas cuando fueron testigos de la formación de canales por los ingenieros, quizá griegos, pues el imperio romano traía los mejores técnicos que en él se encontraran. Hacían zanjas, agujereaban montañas, formaban canales, conducían el agua a lo largo de kilómetros, hasta donde se les antojara. Era una violación de la madre tierra, un ultraje a la naturaleza ¿Cómo lo iba a consentir Dios? Pero las obras proseguían y conseguían arrancar a la montaña lo que venían buscando. Entre atónitos o asustados los testigos de esta transformación crearon el símbolo que pervive como leyenda en la memoria colectiva".

Entramos, ajenos a todas estas leyendas, con el pueblo echando ya con las contraventanas parta buscar el plácido sueño nocturno, a la vez que nosotros  buscamos dónde poder sacar nuestros sacos de dormir, a la vez que dar  un bocado para descansar hasta el día siguiente.
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Cuando llegamos al centro del núcleo,  tras sondear algunas otras posibilidades para dormir , nuestro alojamiento apareció en la monumental iglesia de Barrio de la Puente, cuyo enorme pórtico no dejó lugar a dudas, ya que la ermita del Santo Cristo, que nos habían aconsejado no tenía pórtico alguno.

La hospitalidad del Camino

Cuando estábamos ya para entrar en pórtico, nos encontramos con un vecino de los ocasionales, de los que viven fueran y regresan a la tierra por unos días, al cual le indicamos que no se sintiese molesto pues éramos peregrinos y esperábamos que nuestra presencia no le perturbase, pues no pudiendo llegar a Fasgar haríamos noche en el gran pórtico de la iglesia parroquial.

Este muy solicito, nos dijo que si algo necesitábamos que se lo pidiéramos, y que sentía no poder darnos cobijo, pues habitaba la casa frente a la iglesia, y solo tenía una habitación donde dormía con su mujer, y no había más hueco, y teníamos el problema que el bar había cerrado la temporada, y hasta el sábado-domingo que no abría sus puertas; se fue el buen hombre para su casa para volver a aparecer a los pocos minutos con una agua en una botella de agua, para la noche, y un par de cafés con leche y unas galletas, era cuanto por esos momentos tenía, pues ya era tarde para ponerse a cocinar.

Es lo que tienen los pueblos que se rigen por otros parámetros de luz y trabajos, para nosotros las 10 de la noche era temprano y para los vecinos era hora de estar en la cama, nos indicó la fuentes del pueblo y nos preparamos para nuestra segunda dormida bajo el amparo eclesial de Omaña, que la verdad dadas las dimensiones del pórtico, no era muy acogedor para dormir, por tanto echamos mano de nuestras vituallas de latas y embutido y tras unos tragos de vino, y las consiguientes maniobras de lavado y cura de pies, dimos por concluida la jornada caminera por tierras de Omaña.

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Mañana seguiremos si el patrón Santiago o mi admirado Obispo Prisciliano, nos lo permiten, pues este es un trasegar diario y cotidiano de  peregrinos  que durante tanto siglos ha poblado y recorrido el mundanal mundo de las caminerías, bajo los más distintos paraguas: sacrales, esotéricos, paganos,, en fín lo dicho al principio, cada peregrino es su propio camino.

Experiencias de otros caminantes de este viejo Camino Olvidado.

Datos de la Ruta según  Wikiloc  32 km y  931 mts de ascenso acumulado
Víctor Guerra