Etapa de Miyares a Cangas de Onís. 20 Km +554 mts. y - 647 mts.
El
descanso en el albergue de La Figar de Miyares, fue confortable, y más cuando
nos sentamos ante un desayuno de pan tostado, mermeladas y jugos caseros, digamos
que la señora Victoria se desvivió en atender nuestras necesidades, y nosotros
nos los tomamos con calma, por delante solo había unos 20 kilómetros, y salvo
las tachuelas de Llames de Parres y la subida de Viabaño, lo demás es de fácil
caminar y además en un día que amanece bueno y confortable para el paseo
caminero.
Tras
la foto de rigor ante el albergue, nos pusimos en marcha dejando de lado AS-358
para tomar un carril interior que en primer lugar nos llevó a Estrada y La
Goleta donde conectamos con la carretera local de PI-11, tras contemplar los
restos de las antiguas escuelas de La Goleta que como ya viene siendo habitual
fueron promovidas por los Indianos en su labor de mecenazgo, que el caso de La
Goleta abarcó el sueldo de los maestros y la manutención de algunos alumnos.
Escuelas de la Goleta |
Durante
unos kilómetros nos tocará andar por asfalto, dejando la susodicha carretera
por un acceso aún más local y cumbreño que nos llevará por Cabastiana, La
Espilonga, y en cuyo trayecto podremos ver la siniestra la Sierra del Sueve.
En la falda del Sueve, en esos valle que quedan a la izquierda se puede ver el afamado palacio de los Cutre cuya palabra « ya figura en la crónica real de Alfonso III, respecto a la huida de D. Pelayo a Covadonga y dice así: “Los emisarios de Munuza, quizás decididos por mediación de la hermana de D. Pelayo, se adelantaron hacia las tierras llamadas de Cutre, al norte de “Brece” con el caballero que cabalgaba tranquilamente hacia la desembocadura del río “Cúa”, donde se precisaba vadear el Piloña y tomar los montes de la otra orilla…» es un palacio casi seguro que perteneciente al siglo XVI, y que ostenta los escudos de los Oviedo-Portal y los González Cutre.
Un poco más aadelante y más arriba el Palacio
de los Rubianes, que fue solar de los Antayo y propiedad del Marqués de Vista
Alegre, título otorgado en la segunda mitad del s. XVIII;[1] por
encima de este palacio viene del significado collado de Campucima, el viejo
Camino de Carrandi que se dirige hacia la Cruz de Bárcena en ese permanente
trasiego hacia los puertos de la meseta.
Ilustración 20 La marcada collada de Sobrecima
Esta
es una zona de palacios y casonas, pues, aunque no lo veamos entre la Torea y
El Pino se halla el desvío hacia otro buen palacio como es el de Sorribas que
preside el valle de Sevares.
Nuestra
ruta que sigue por asfalto por La Ferrera, donde un ramal peregrino va hacia
San Antón de Nevares cuya traza ya se puede coger en Brez y por Cereceza pasar
a Las Colladas a buscar el enclave eremítico de los desmembrados de San
Antón de Nevares y pasar a las Arriondas por Cuadroveña hacia la iglesia de San
Martín de Tours.
Pero
nuestro periplo desde La Ferrera baja al Puente para cruzar la carretera N-634,
y que tras cruzar el río Piloña y la vía del FEVE, se coge el sendero que nos
sube a Villar de Huergo, a estas alturas ya nos hemos quedado descolgados Carol
y yo, del grupo que ha ido directo al bar de la Venta de Llames de Parres.
En
Villar de Huergo nos damos de bruces con los señalizados caminos de Santuarios
y de Las Peregrinaciones, cuya trazado es común para todos. Vamos
circunvalando el río Piloña y tomando altura hasta que en las inmediaciones de
Llames nos damos de bruces con la solitaria iglesia prerrománica de San Martín
de Ex coto, que ese sería su nombre, ya que dependía del Coto de las monjas o Dueñas
de Soto.
Ilustración 21 San Martin de Tours del Ex- Coto (foto Dani Pérez)
A
su pie, Dani y Mónica, que nos damos un tiempo para contemplar algunos aspectos
del este extraño templo, cuyos restos parecen ser parte del monasterio de
Dueñas, y donde se encuentra una tocas representación pétrea de la Cruz de
los Ángeles de Alfonso II.
Ilustración 22 Representación en la portada de San Martín
Ya reagrupados,
nos dirigimos a Llames de Parres, donde nos encontramos a Joao y Armando
Cofiño, sesteando, pues el bar estaba cerrado, y era de ir pensando en comer, y
un buen sitio era acercarse al monasterio de Villanueva, por lo cual pusimos
cada uno a su ritmo hacia la iglesia y molino de Viabaño, tras el cual se toma
el Camino de la Reina, aquel que se remozó cuando la Reina Isabel II visitó
Covadonga en 1858, un camino que se cree documentado en tanto que fue utilizado
por la Legio VII (época del emperador Galba) y que comunicaba Suances
con Lugo de Llanera).
Ilustración 23 Caprichos de la naturaleza
Tras dejar
atrás el molino, este paso nos da acceso a Romillo, entrando en la población justo
al lado de la capilla de San Lorenzo, del siglo XVIII; tras cruzar el caserío y
llegar a la carretera PR-5 se baja hasta el puente que nos permite cruzar el
río Mampodre para ascender por asfalto hasta Romillín, en donde se toma un
desvío hormigonado justo al lado de las antiguas escuelas, donde se halla
también la capilla de San José, de estilo barroco del siglo XVIII,
Ilustración 24 Ermita de San José
La
pista hormigonada que pasa por detrás de la capilla desfila por entre zonas de
prados, y nos lleva hasta el desvío, bien hacia el pueblo de Sobrepiedra, hacia
donde han ido Mónica y Dani, pero dado que Carol, va toda torcida por un dolor
en la cadera optamos junto con Armando en irnos directamente hacia La Vega de
los Caseros que nos da acceso al monasterio de Villanueva.
La
vista del valle o desde Sobrepiedra del conjunto monacal de Villanueva, que yo
conocí totalmente desvencijado, gracias a Paradores Nacionales, hoy es
un edificio noble, que se puede visitar, y donde nos dimos el gusto de tomar
unas buenas hamburguesas y recrearnos luego en la contemplación de algunos de
sus rincones.
Ilustración 25 Monasterio de San Pedro de Villanueva
En San
Pedro de Villanueva, podemos contemplar la iglesia conventual que está ahora en
obras.
Luego,
amen de la fuente manantial de monasterio, se puede ver la portada de la
iglesia que nos muestra diversas figuras y representaciones como el beso del
caballero, que aquí las leyendas le adjudican tal escena al rey Favila.
Ilustración 26 Iglesia de San Pedro de Villanueva
En
la zona del ábside tenemos también algunos canecillos además de las firmas que
los canteros nos dejaron en los sillares. Que al final de todo era la
constatación para poder cobrar. ¿Qué el trabajo, lo que menos importaba era el
nombre del autor, si además éste formaba parte de un taller que era contratado
por su reconocido buen hacer? Trabajo no les habría de faltar, lo importante
era el prestigio del maestro, el cual se transmitía a su equipo y su fama
trascendía de pueblo en pueblo. Y dejar la firma personal, ¿para qué vamos a
firmar, si no sabemos escribir y aquí casi nadie sabe leer? Hemos trabajado,
hemos cobrado, ¿qué más queremos?”
Pero no todos los canteros eran tan modestos y es así que tenemos en el este conjunto y casi que desapercibidos signum magister, un me fecit y dos retratos en piedra, probablemente de los dos personajes que hicieron posible la obra que contemplamos: el maestro que construyó y el abad que encargó y pagó.
Y
es así como nos topamos en el ábside con el maestro de obras de Villanueva, es
decir, un hombre con estilo propio que se puede ver en un canecillo del
absidiolo Sur, casi en el rincón que forma con el ábside central, «tenemos a un
personaje cómodamente sentado, con barba y crespina, símbolos todos de
autoridad, experiencia y sabiduría, con sus ojos ahuevados, como no podía ser
de otra manera, vestido con túnica talar característica de la época, que nos
muestra una filacteria con una marca en forma de letra ese, con la cual nos
quiere dar a entender que él es (presuntamente) el autor de toda la serie de
canecillos y metopas que llevan, además, su impronta personal de ojos abultados
y, en su caso, labios exagerados. Se ha retratado y nos está informando de
quién es desde su silla de maestro.
Otra cosa que apenas si nos fijamos en ella, los compañeros Joao y Armando, tenían cierta prisa, aunque ignoro para qué, o tal vez esto de las piedras les da igual, por tanto, no pudieron observar un extraño fenómeno que se da en Villanueva, ya que en dicho lugar se han hallado otros dos fenómenos denominados «caladrios».
Estas
son criaturas tan misteriosas en su esencia y en cuanto a sus representaciones.
De esa ave fantástica fruto de la leyenda solo existía constancia de dos tallas
en piedra, ambas del siglo XII: una en Alne, en Reino Unido, y otra en la
iglesia de San Andrés de Montearados, en Burgos.
Pues bien, el experto en temas románicos Antonio García Francisco nos mostró que en Villanueva hay unas representaciones de los tales «caradrios o caladrios» , o sea «un pájaro del cual ya se hablaba entre los siglos II y IV en la obra 'Physiologus'». Que atribuye al caradrio la propiedad de augurar si un enfermo vivirá o morirá. Si el ave le vuelve la cabeza, su destino es la muerte; pero si por contra le mira a los ojos se salvará, pues se llevará volando su enfermedad.
Caladrio de Villanueva |
En realidad, no se sabe a qué pájaro se refiere, pero se cree que pudiera ser todo blanco, lo que nos lleva a aventurar que pudiera ser un pájaro de río, o sea una lavandera blanca, que tiene marcas en la cabeza que se asemejan a una calavera y que en Irlanda se consideran aves místicas. Según TH White, pocos comerciantes de aves exhibirían el Caladrius porque la gente entraba para ver si el pájaro apartaba la vista de ellos y luego salía de la tienda sin comprar nada.
La simbolización de este caladrius devendría
en la metáfora cristiana a Cristo, que es de un blanco puro, sin rastro de
negrura del pecado. Debido a que los judíos no le creyeron, Cristo volvió su
rostro de ellos hacia los gentiles, quitando y llevando los pecados a la cruz.
Cristo se aleja de los impenitentes y los desecha; pero a aquellos a quienes
vuelve el rostro, los sana nuevamente.
Podríamos pasar horas en ese quietismo observante, para intentar descifrar cada elemento por separado, pero nos han pedido que seamos puntuales en la llegada a la pensión Fermín de Cnagas de Onís, y pretendemos ser obedientes, y más cuando los compañeros Armando y Joao se muestran cansados de esperar, sobre todo Armando que le han dejado colgado, ya que João a eso de las seis de la tarde ya está metido en la cama e inmerso en sus tareas de influencer fotográfico caminero con su grupo de On My Way .
Desde
el Monasterio nos fuimos caminando, antes saludamos a una Palacios, o
sea a una tía de Dani que habita en Villanueva, y el resto nos fuimos caminando
por la senda fluvial del Sella hacia Cangas de Onís.
Podcats RPA UN BUEN DIA PARA VIAJAR
Victor Guerra
[1] El marquesado
de Vista Alegre es un título nobiliario español, creado como título de Castilla
por el rey Carlos III en 1761 a favor de Antonio Agustín de Antayo y Monterde,
señor del coto de Viyao en la parroquia de Borines y de la casa de Rubianes en
la de Cereceda, todo en el concejo asturiano de Piloña, su alcalde y alguacil
mayor, regidor perpetuo de Oviedo y diputado a la Junta General del Principado.
(https://es.wikipedia.org/wiki/Marquesado_de_Vista_Alegre) y también
Andrés Martínez Vega escribió un trabajo sobre: El solar asturiano de los
Antayo y su acceso al marquesado de Vista-Alegre. I Congreso de Estudios
Asturianos: Oviedo, del 10 al 13 de mayo de 2006.