Ilustración 1 Participantes: Dani
Pérez, Armando Cofiño, Joao Gonçalves, Mónica L. Pato, Carolina M. Elena
Nuestro
viaje caminero a Santo Toribio de Liébana
Este
viaje, con más o menos variantes, lo llevamos realizando desde hace dos años, en
concreto los años 2017-2018 y 2023-2024
Con
ocasión del año jubilar del 2023 -2024 acudimos tanto a la Apertura de la Puerta
del Perdón, que se celebró el 16 de abril, cuyo desarrollo ya conté en su día
en el blog: https://www.asturiasperegrina.es/search?q=Apertura esta Apertura se realizó el 14 de abril
del 2023.
Y ese mismo, grupo inicial con algunas nuevas incorporaciones de integrantes acudimos en esta ocasión al Cierre de
dicha Puerta del Perdón, los cuales nos fuimos concertando para acudir a dicho evento,
pero con la idea de cambiar un poco el itinerario a desarrollar, si en el año
jubilar 2017-2018 hicimos el Camino de los Francos, o Camino de los
Santuarios, ahora la idea que me rondaba era salir de un lugar tan
emblemático como el Conventín de San Salvador de Valdediós con su
monasterio adosado, pero ello no fue posible dado que el albergue para peregrinos
permanece cerrado hasta el mes de mayo, o sea que nuestro gozo en un pozo, por
lo cual el lugar de partida fue Villaviciosa.
Ilustración 2 Mapa parcial de la
ruta
De
aquí partimos un 8 de abril para cubrir unos 132 kilómetros que hay entre
Villaviciosa y Santo Toribio en unos siete días, durante los cuales se articula un trazado variopinto en el cual están presentes caminos como la Ruta del
Garrapiellu o Camín de Covadonga empatando con otros como el Camino
de los Francos, hoy rebautizado por los factótums asturianistas como Camino
de los Santuarios, por cuya traza seguiremos hasta Arenas de Cabrales para
subir a Sotres y pasar por el costado norteño del macizo Oriental o de Ándara por
su significado camino minero hacia el Collado Pelea que nos da acceso a la
aldea de Cabañes para dejarnos luego caer hacia Potes, con la posterior subida
hasta San Martín de Turieno.
Este
fue el periplo caminero.
Ilustración 3 Participante en Capilla
de Amandi. Armando Cofino, Joao Gonçalves y Mónica L. Pato
Etapa:
Villaviciosa- Miyares 24 km + 633 mts y – 552 mts.
Dimos
comienzo al este periplo caminero el 8 de abril en Villaviciosa (Asturias)
donde nos conjuntamos a las 9,30 horas en la terraza del Café Vicente, los
caminantes: Carolina Martínez Elena, Monica L. Pato, Armando Cofiño,
Joao Gonçalves, Dani Pérez, y el que suscribe, y al calor de unas buenas tazas
de té y café esperamos a que escampara la pertinaz lluvia que tenía vocación de
persistir, como así fue, de tal manera que a eso de las 10, 30 horas echamos a
caminar rumbo a Válbucar lugar donde se empata con el Camín de Covadonga.
Un paseo por la villa de Maliayo,
El
paseo parte de la porticada iglesia de Santa María del Concejo o Santa María de
la Oliva, (1207) con sus esculturales jambas que nos muestran diversos
personajes, aunque sus testas se hallan gravemente mutiladas y presididas desde
lo alto a modo de clave por una imagen escultórica dedicada a la Virgen, llama
la atención en el conjunto la profusión de cruces patadas que según algunas
calenturientas mentes se les asigna a los templarios, y tras ver tal enclave
pasamos por delante del conjunto escultórico dedicado a Obdulio Fernández Pando,
y conocido como La Manzanera obra del escultor Mariano Benlliure.
Ilustración 4 Portada de Santa María
de la Oliva
Se
da la paradoja de que tal escultor tenía una marcada membresía masónica, algo
que en los tours turísticos no se indica, pero que está presenta en algunas
partes del poblamiento, por ejemplo el edificio del Ateneo Obrero, en cuya
junta fundacional estuvieron presentes notables masones, otra presencia
masónica se puede ver en la parte posterior del monumento al Príncipe de Gante
(Carlos V) que muestra un homenaje a un preclaro hijo de La Villa, y preclaro
hijo adoptivo de Maliayo como es Mariano Merediz Díaz Parreño republicano y a
la sazón notorio masón de la logia Jovellanos de Gijón.
Ilustración 5 Ateneo Obrero de
Villaviciosa
Esa
presencia masónica llega de forma diferida, por ejemplo a la escultura que se
halla en La Acerona una escultura en homenaje a José Cardín: Exaltación de
la Manzana, que se representa mediante un sombrero y unas manzanas que
llevo adelante Eduardo Úrculo, y que tiene su matiz masónico, dado que el
artista estaba casado con la autora de la primera obra sobre la masonería
asturiana: Victoria Hidalgo, cuyo texto fue premio Uría Riu, y aquí se publicó
mi primer libro sobre el mismo tema: La Masonería en la Comarca de la
Sidra.
Ilustración 6 La Manzanera y abside
de La Oliva
Pero
dejemos el tema hiramista para adentrarnos tras la contemplación del conjunto
que se nos presenta en la plaza de la D. Obdulio, las Escuelas Graduadas de la
época de Primo de Rivera, el teatro Riera frente a la bella asturiana
con un cesto de manzanas, que nos a paso a dos bonitas calles de rancio
abolengo, la del Agua y la del Sol, a cuya estructura se asoman
las balconadas de las casas hidalgas del solar, en cuyas paredes lucen las
enseñas heráldicas más notables.
En
la calle del Agua se encuentra la casa (hoy Biblioteca) donde durante una noche
durmió tras su sonado desembarco en Tazones, nunca fue tan celebrada una
pérdida, en este caso, fue la del Príncipe de Gante o más exactamente Carlos V
de Sacro Imperio Romano Germánico “El César” que venía a tomar posesión posición
como rey Carlos I, gracias a su real ascendencia y el reconocimiento como tal por
parte del papa León X y la bula Pacificus et aeternum de 1 de abril de
1517.
Ilustración 7 Casa donde durmió Carlos V en Villaviciosa (Foto Miki López)
Un
poco más allá la casa natal del político del Trienio Liberal e historiador D. José
Caveda y Nava, concejal de la villa y miembro de la Junta General del
Principado de Asturias y autor de un notable libro, el primero que se dio en
Asturias, con textos en asturiano.
Nos ponemos en marcha
Tras
un breve paseo para ver los notables edificios de ambas calles observando los
distintos escudos nobiliarios, cogimos la dirección de San Juan de Amandi pasando
por la barriada de Las Colominas, tomando como vía de salida el Paseo de
la Alameda, que nos llevó hasta Amandi donde visitamos la iglesia parroquial de
San Juan de (Maliayo) Amandi (S. XIII) aunque su primer
edificio se cree levantado en el siglo IX durante el reinado de Ordoño I, aunque
el actual edificio como es ya connatural sufrió múltiples reformas.
Ilustración 8 San Juan de Amandi
Lo importante de esta iglesia es su portada occidental, ya que su decoración la vinculan Santa María de Valdediós. Es una portada abocinada compuesta por cuatro arquivoltas concéntricas en disminución hacia adentro; la interior está decorada con un zigzag geométrico que se apoya directamente en las jambas, mientras que las otras lo hacen sobre imposta, y está sobre tres columnas a cada lado, rematadas por capiteles ricamente decoradas.
La principal
característica del edificio radica en su importante decoración escultórica, de
sabores alquímicos y hasta cabalísticos que s dejan ver en las portadas,
capiteles, arco de triunfo y el ábside. Too ese conjunto nos cuentan historias
en piedra, una la de Adán y Eva cada cual mirando en dirección
contraria, con un árbol alquímico de siete frutos; otra imagen es la lapidación
de San Esteban.
Ilustración 9 Portada de San Juan de
Amandi
Y
donde lo profano se mezcla si ambages con lo sagrado, ya que se nos muestran capiteles
que muestran a músicos y danzantes, duelos de caballeros medievales o escenas
de la caza del jabalí, y hasta hay una abigarrada escena que presenta a los
doce apóstoles, al pantocrátor y a los cuatro símbolos de los evangelistas:
ángel, águila, león y toro, todo ello entremezclado con motivos vegetales,
geométricos, representaciones antropomorfas, escenas sagradas y profanas, y
motivos zoomórficos,
Si
olvidar el muestrario que nos dejaron los canteros del edificio que expusieron
a la vista de todo cristiano que se preciara, por si no lo había visto o no lo
sabía una escena
homosexual, aunque uno de los personajes masculinos está destruido, quién, otro
canecillo muestra a un hombre con un pene grande, pero grande y todo en los
canecillos exteriores del ábside. Y de cuyo templo el escritor y crítico de
arte Jose Antonio Samaniego le dedicó un interesante texto: Lectura hermética de San Juan
de Amandi.
Empate con la Ruta del Garrapiellu.
Esta
es una ruta que se diseñó por la Asociación Cultural El
Garrapiellu
que serán quienes en 1991 se echaron la manta a la cabeza, y
señalizaron una ruta que unía Gijón con Covadonga en base a varias etapas , las
cuales vienen a dar un total de entre 75 a 80 kilómetros, que dadas las
problemáticas logísticas cada romero reparte a su manera .
Nosotros
tomando ejemplo, dejamos atrás el templo hermético de San Juan, que por cierto
dicho templo está exento de cualquier relación pictórica o escultórica con San
Juan, y desfilando a través de la larga acera que atraviesa la parroquia de
Norte a Sur desembocamos en el lugar de Valbucar, donde nos dimos de bruces con
el trazado del Camino de Covadonga, que ya no perderemos hasta más allá
de Cangas de Onís.
El Camino del Garrapiellu o Camín de Covadonga,
Como
siempre, esos primeros tramos nos sirvieron para ir acoplando mochilas, y
adecuando el vestuario a las necesidades del momento.
El
camino de tierra será el bautismo nada más empezar a rodear la finca de La Vega
hasta desembocar en la pedroleo que nos deja el aledaño río Profundu, un paso
de piedras pulidas que hay que ir sorteando como uno mejor sepa hasta
desembocar en el acceso rodado que nos lleva ante el caserío, cada vez más
remozado, de Villaverde, siguiendo las marcas del Camino de Covadonga,
que aún perduran, una intensa labor que llevé a cabo antes del Covid virando
todo el marcaje al color azul, para evitar confusiones con el Camino de
Santiago.
Ilustración 10 Señalitica varia (foto
de Dani Pérez)
Aunque
lo cierto es que el trazado está lleno de marcas, de todo tipo y naturaleza, pero
las marcas azules nos llevarán sin problemas hasta Sietes, lugar donde dejé el
marcaje que vine trayendo desde Gijón, a base de remarcajes y adecuaciones viradas
al color azul. En la zona, quedan ya muy pocas señales de madera de aquellas
que puso la Asociación El Garrapiellu., que por Miyares, Llames de
Parres todavía se ven con cierta asiduidad.
Se
deja de lado el PR de la Ruta de los Molinos de Profundu, que se solapa
con el Camino de Covadonga, el que es muy visitado, y cuya primicia es poder
ver diferentes molinos y hasta una cascada, y cuyo trazado sube a la aldea de
Buslad que forma paralela a la nuestra ruta, de hecho podríamos coger tal
camino para subir a Sietes.
El
personal va contento, y pese a la lluvia va sacando fotos acá y allá, sobre
todo Dani Pérez, que hace de fotógrafo grupal, buenos encuadres y detalle
curiosos pueblan su mente fotográfica. La cuesta asfaltada concluye cuando el
acceso vira a la derecha hacia una de las casas de Cayao, nosotros seguimos por
la izquierda por un camino se desarrolla por entre la plantación de Arándanos El
Llano, tras esta el camino cruza la mata boscosa, primero para llegar a la
llamada Venta Coro, y tras un tramo por la AS-332 se entra hacia Moratín, donde
surge la sorpresa, nada más entrar en dicho carril hormigonado nos damos de
bruces con la pintada, que indica que estamos en un Camino Público. ¡Nota
para navegantes ¡
Ilustración 11 Al fondo escuelas de
Breceña
Un
tramo más por la AS-332 y se pasa por delante de una remozada capilla de Ánimas
que nos da acceso a una edificación que llama poderosamente la atención, se
trata de las Escuelas Pública de Breceña que son de 1914 que en parte fue fruto
de la acción de los «hijos americanos breceñeses que colaboraron en la
edificación de los locales escolares», ya que eran «conocedores de primera mano
de los aprietos que se encontraron por su escasa cualificación y una vez de
regreso no solo se dedicaron a edificar casas, sino que también invirtieron en
educación».
Es
un magnífico edificio que muestra un espléndido reloj que paradójicamente fue
donado por un notable masón (grado 33º), pero nacido en Cabranes, y que en
cumplimiento de una “promesa electoral” que realizó el que fuera diputado por
Villaviciosa de 1914-1916, el reformista José María Rodríguez, que prometió que sí salía
diputado donaría el reloj, una vez alcanzado el objetivo cumplió su promesa.
Salimos
de Breceña tomando de nuevo la AS-332 hacia el desvío de la aldea de Buslad, al
cual entramos ya separados en dos grupos, para de esta forma allegarnos a la
aldea de Sietes., una vez llegado a la aldea se dobla sobre la ermita de San
Juan.
El
personal caminero ya iba cogiendo calentura, y cuando llegamos a Sietes el
grupo de corricolaris: Monica, Dani y Joao, digamos que ya iban lanzados para
el Alto de Anayo, o sea que obviaron la visita a la aldea, y la monumental
portada que presenta la iglesia de San Emeterio de Sietes, que es muy singular. De estilo renacentista,
hermética como ella sola, se levanta bajo la advocación de San Emeterio. En su portada
consta en la inscripción fundacional: «Esta Iglesia mandó hacer el vachiller
Fernando Suárez / año de 1555».
Ilustración 12 Vista de la iglesia y
pueblo de Sietes
Perras
debía de tener el susodicho personaje, familia de la estirpe de los Cantos,
bachiller en letras, como para levantar a modo morada última esta especie de
iglesia fortaleza. Se habla de un señor que batalló con los afamados Quiñones…
La
portada reúne cuestiones interesantes para una iglesia: soles y estrellas, y extrañas figuras y hasta un orondo pantocrátor, y alguna otra cosa curiosa como
la cruz que remata la portada, ya el santo patrón San Emeterio, dejó también su
huella entre los esotéricos zapateros mansoleas de Pimiango, al pie del
Monasterio de Tina.
Lo
dicho, los corricolaris corrieron, y corrieron hacia el bar de Anayo, pero lo
que no sabían era que a la hora que ellos llegarían estaría cerrado dicho
establecimiento
Por
nuestra parte: Armando, Carol, y el que suscribe encontramos el Bar de Prida
en Sietes, abierto, y allí nos refugiamos para tomar un bocadillo de jamón, un
poco de cecina y queso, y reponer así fuerzas, lo cual rematamos con unos cafés
con gotes, y ya reconfortados, pues nos encontrábamos más o menos en la
mitad del recorrido, nos echamos al camino.
Armando Cofiño, tras el cafetín y el bizcocho ejerciendo de influencer |
Cuando salíamos de comer, escampó la lluvia durante unos minutos, pero pronto volvimos a las andadas, aunque ello todavía nos permitía ver las cordales, primero la de Peña Cabrera, con los pueblos que bajo su vera miran al solano: La Madrera, Cermuño y Los Llanos; yendo hacia Anayo, los pueblos de Rales, Piedrafita y San Martín de Vallés (dicen que pueblo de refugiados judíos), más allá el promontorio del Cueto el Otro con los núcleos guarecidos bajo cumbre: Fresnosa y Pandiellu.
Se
sale de Sietes por el barrio Cotoraxu donde se ubica la Escuela-Casino que
tantas remembranzas indianas tiene, ya que fueron los oriundos de este pueblo,
como tan cotidiana fue tal acción en Asturias, o sea los emigrados a Cuba y
México y otras latitudes.
Estos
emigrantes a las Américas fueron quienes en gran parte ayudaron a modernizar
los pueblos con escuelas, lavaderos, etc , y Sietes no fue menos, y pudieron verse
premiados con la acción de sus paisanos emigrados con la construcción de un
Casino, que por cierto en su fachada se halla la placa dedicada por la empresa
de Bil Gates Microsoft en honor a su programa Windows 7.
Mural en el Casino sobre su historia y los Indiamos |
Al final, tras un tramo de unos 5 km., se llega a Llares, cuyo caserío marca el límite concejil, y un poco más allá, el Alto de Anayo que marca la divisoria de aguas vertientes entre Villaviciosa y Piloña, y donde se da dando lugar entre otras riegas al río Borines.
Iglesia de Anayo |
Anayo y el Alto la Llama son parte de los viejos enclaves camineros, el primero relacionado con un antiguo camino real conocido, y que unía el que venía desde la Meseta hacia la costa, uno iba directamente desde La Llama hacia Lastres, y aquí había un ramal que se abría al Oeste para ir a buscar el puerto marítimo de Tazones.
También se habla del camino que pasaba por Anayo uniendo los puntos
de Gijón con Covadonga, aunque me supongo que ese camino de peregrinaje mariano
es mucha más reciente.
Ilustración 15 Capilla de änimas de
Retuerta
Desde
Anayo se camina apenas 2 km por la AS-258 para entrar en la Retuerta hacia San
Martín de Borines, dos kilómetros de bajada hacia lo fondero del valle de
Borines lo cual nos da bonitas vistas también sobre la Sierra del Sueve, una
bajada en cuyo trazado amén de no dejarnos ver el enclave del viejo balneario
de Borines, que abrió por primera vez sus puertas en 1892; es que no había que quitarles
un ojo a los empinados firmes hormigonados, pues a la mínima te ibas al suelo.
Volviendo
a la historia del balneario, este en 1920 pasó a convertirse en Aguas
de Borines
para poder dedicarse al envasado y distribución de aguas, y después de un buen
montón de años dejó la explotación de dicha actividad, y ahora tras el Covid,
se dedica a la expansión cervecera, presentando la cerveza Ordum.
Ilustración 16 Vieja fotografía de la
instalación del balneario de Borines
Los
kilómetros y la mochila van pesando, no en vano. Pues llevamos casi que 21 km
andados realizados en unas 6 horas de ruta.
Ilustración 17 Casonas de Indianos en
el valle de Borines
Una
vez ganado el valle, tras la dura bajada dimos con nuestra carga mochilera a
las puertas de Vallobal, pudiendo ver los vestigios de las viejas casonas
indianas de los ricos hacendados de la zona. Como parte de esa representación
del poder social de la zona, en concreto de la estirpe de los Villa, la famosa
Torre mandada construir por Juan Francisco de la Villa Estrada, siendo conocida
como torre palacio de Omedal, construido a finales del siglo XVI y principios
del XVII, como tal cuenta con una torre almenada, aunque conserva aún
restos de la construcción original, hoy tal edificio se haya deshabitado.
Ilustración 18 Torre de Omedal
Vallobal
nos dio paso a la aldea de Miyares, cuya centro de referencia lo marca la
colonial y colosal iglesia dedicada a Ntra Srª de la O, que es de reciente
construcción, un poco más allá nos damos con l establecimiento de una neorrural
madrileña, hoy fraternal hospitalera, con años de ejercicio: Doña Victoria del Albergue
la Figar, que nos acogió maravillosamente, y no tardando mucho, tras una
ducha y toma de habitaciones, nos brindó una más que excelente cena, regada con
sidra El Gallu Pintu, de la sociedad cooperativa Campoastur de
Valdés, Sorprendente
Ilustración 19 Miyares y su iglesia
De
esta guisa pasamos la prueba de nuestra primera etapa peregrina y caminera.
Podcast UN BUEN DIA PARA VIAJAR
Victor Guerra